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Fisiología de la perfusión
Algunas comunicaciones señalan que los flujos durante la circulación extracorpórea deben ser aproximados a los del adulto en reposo (60 ml/kg/min ó 2.4 l/min/m2), aunque con la introducción de técnicas como hipotermia, pinzamiento de aorta, y cardioplegias de diferentes tipos (cristaloide, sanguínea, o ambas, y fría, caliente o ambas) ha disminuido la necesidad de flujos altos y por lo tanto menos traumatismo celular sanguíneo, mejor exposición quirúrgica y disminución del flujo colateral no coronario lográndose una mejor protección miocárdica; así mismo, la presión sanguínea arterial alta aumenta el riesgo de hemorragia cerebral y desconexión de los circuitos de la CEC. Existen estudios que demuestran que al usar flujos bajos en CEC es necesario mantener éstos en 1-1.2 l/min/m2 para una adecuada entrega de oxígeno apoyándose con hipotermia y hemodilución. El contenido de oxígeno venoso mixto (PVO2) es importante, ya que cifras de 30 mm Hg o mayores conllevan una convalecencia satisfactoria. Sin embargo, debe tomarse en consideración que valores altos de contenido de oxígeno venoso mixto representa gasto cardíaco elevado, o hipoperfusión con cortos circuitos microvasculares. De igual manera, existe una relación estrecha entre el contenido venoso de oxígeno mixto y ácidosis láctica (PVO2 menor de 30-35 mm Hg) dependientes del tiempo.